domingo, 31 de mayo de 2009

EL LOCO DERECHO (NOTA DE "BARRIO BELLAVISTA" SOBRE QUIEN LES ESCRIBE).

Son muchos los que dicen que es posible llegar a la locura cuando se estudia leyes. El gran Vitoko es el vivo ejemplo de esto, aunque hay quienes dicen que es el mayor exponente de la lucidez dentro de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile ubicada en la calle Pío Nono.
Nacido en Iquique el 7 de Febrero de 1973, es fruto de una relación prohibida entre su padre que estaba casado y su madre, una mujer soltera. Esta sufrió la temible rubeola, la que se traspasó al feto provocándole su afección visual -afaquia y catarata congénita-, lo que lo hace ser dueño de una ceguera parcial, obligándolo desde muy pequeño a utilizar notorios lentes “poto de botella”.
Víctor vivió en casa de unos tíos, en Santiago, a partir de los tres años y con su abuela a partir de los cinco en la comuna de La Granja. Desde 1995 vive con una tía en San Bernardo, no obstante, a pesar de esto, nunca ha dejado de mantener contacto con su madre quien por ahora vive en Llay Llay.
Su etapa escolar recién comenzó a los ocho años, puesto que su familia lo sometía a una increíble sobreprotección debido a sus problemas visuales. La enseñanza media la cursó en el Liceo Purkuyén y debido a su increíble memoria logró aprobarla con muy buenos resultados, aunque con muy pocos amigos debido a su extraña personalidad, según percibían quienes le conocían.
Su etapa universitaria fue como una carrera de caballo inglés, pues comenzó todo muy bien, sin embargo, en el año 1998, estuvo a punto de ser eliminado. Transcurrido un tiempo retomó sus estudios, aprobó los ramos que cualquier otro estudiante es capaz de superar e incluso, progresivamente, comenzó a adelantar ramos.

Llamaban la atención su peculiar forma de vestir como asimismo sus enormes lentes, que aún decoran su cara, dejando, con suerte, ver sus ojos mientras caminaba al interior de la universidad, escuchando lo que había capturado con su vieja grabadora la clase anterior.
“Me acuerdo que el Vitoko tenía una memoria excepcional, recordaba datos y artículos como si nada…”, declara Ana Ovalle, quien fue su profesora de Derecho Romano I.
Pero su buena suerte llegó sólo hasta ahí, debido a sus problemas visuales y mentales (de los cuales muy pocas veces habla) reprobó un ramo por tercera vez debiendo dejar la carrera de Derecho. Conmovido por su situación la comunicó a gritos muy peculiares por los pasillos de la universidad; pero Víctor no se fue solito y relajado, lo acompañó una cicatriz de más de 8 millones de pesos de deuda. Después de muchos trámites y apelaciones, logró que aquélla le fuera condonada totalmente al año siguiente.
Después de ver que su sueño de terminar la carrera de Derecho fracasara, se fue a vivir, en un estado depresivo crítico, fuera de Santiago, hasta que regresó nuevamente a la capital reventado psicológicamente y bajo tratamiento psicológico.
Volvió a la escuela de Derecho de la universidad, siendo recibido cariñosamente hecho que produjo un cambio total en él, logrando sacarlo de la depresión. Después de ese suceso vuelve una vez a la semana sólo por placer, haciéndose merecedor, con el tiempo, del apodo de “El Gran Vitoko”, siendo ya en un personaje típico tanto en la universidad como en el barrio Bellavista.
Lo que por ahora mueve su vida y la razón por la cual va tanto a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, es la creación de su más grande obra, como él suele llamarla: “La Panamericana sur de los funcionarios”.
Este famoso libro, escrito con lápiz Bic en un cuaderno Torre verde, con tapa dura, se ha convertido, al igual que él, en un verdadero hito.
“Se refiere a que cada número de tarjeta que poseen los Funcionarios de la Facultad de Derecho, representa un kilómetro de la Panamericana Sur. Así, por ejemplo, la tarjeta 10 de Camilo “Guru Guru” Becerra, corresponde a la Población Clara Estrella, mientras que la tarjeta 59 de Luis Arnulfo “Maestro Longaniza” Navarrete, corresponde a la entrada norte de San Francisco de Mostazal”, declara al preguntársele a qué se refiere con el título de su libro.
Dentro de La Panamericana Sur de los funcionarios, se puede encontrar el alocado registro de Puestos Bajos, un catastro de nombres y personajes que nadie en el país conoce, a excepción de sus familias, y quienes estudian en la Facultad de Derecho de la Chile. Cada nombre con un número al lado, el que representa la cantidad de veces que el mencionado se ha quedado dormido o ha cabeceado en su puesto de trabajo.
Durante su vida, veinticinco chiquillas le han robado el corazón a este poco tímido galán, aunque todos sus romances no han sido más que amores platónicos, ya que su particular forma de actuar suele espantar a sus enamoradas.
En estos largos años de deambular por la Escuela de Derecho, el gran Vitoko fue relacionándose mucho más con los funcionarios de ésta y poco a poco fue naciendo en él un amor incontrolable y profundo por Patty Navia, una funcionaria de la biblioteca del lugar.
“Se declaró a grito pelado en el casino, con todos almorzando , el 4 de Julio del 2002″, manifiesta Patty Navia.
“La maté y quedó para adentro, sin poder sacarse ese impacto”, dice Vitoko al ser preguntado por su declaración de amor.
Otra de sus creaciones literarias es “Yo, el Gran Vitoko” una autobiografía en la cual habla desde su nacimiento en adelante. Al igual que “La Panamericana sur de los funcionarios”, está escrita a lápiz en un cuaderno, aunque es mucho más extensa y está dividida en dos tomos. Sin embargo, su obra más trascendental, según él, es “Operación Santa Rosa” un libro que sigue la misma línea de “La Panamericana Sur de los funcionarios” el que contiene uno de los elementos más característicos de sus libros, los nunca bien ponderados Puestos Bajos, refiriéndose con esta denominación a los pestañeos en un contexto inadecuado. El Gran Vitoko desenmascara a los dormilones desubicados. En estos libros, además, podemos encontrar dibujos, estadísticas, personas y lugares registrados manualmente en un cuaderno.
También encontramos, dentro de sus más preciadas obras, “La Enciclopedia del Taca-Taca” una pequeña guía para quienes son principiantes en este juego dentro de la facultad, en cuyo texto se explican todos los movimientos especiales dentro del juego, los efectos y las jergas utilizadas al momento de jugar.
“Lo más chistoso de “La Enciclopedia del Taca-Taca” se produce cuando expone la jerga que usan los jugadores. Sin duda la más notable es la expresión: “entregado como puta barata”, refiriéndose al defensa que está invitando a que le hagan un gol”, dice entre risas Pablo Sobarzo, alumno en tercer año de Derecho.
Debido a su gran facilidad para memorizar datos, (sabe de memoria toda la guía de teléfonos de la facultad) apenas implementado el Transantiago el Gran Vitoko memorizó los mapas con los recorridos, todas las calles y las micros que sirven para llegar a cualquier lugar de la capital. Hay días en los que se estaciona en los paraderos del barrio Bellavista para ayudar a todo peatón perdido; esto lo llevó a ser conocido como el HOMBRE-MAPA , lo que llamó la atención del diario “Las Ultimas Noticias”, el cual le hizo una entrevista completa sobre el Transantiago, regogiendo sus opiniones con respecto a éste.
Todos los viernes el Vitoko se instala en la puerta de la facultad o de “la mole” ,como él suele llamarle, y comienza a relatar una a una las salidas de los funcionarios del lugar.
Sin lugar a dudas, Víctor Navarrete se ganó el cariño de todos en la universidad debido a su gran sentido del humor y a uno que otro clavo suelto dentro de su cabeza.
“Una leyenda cuenta que en una ocasión ayudó a uno de los tantos no videntes que cursan estudios en la facultad a cruzar Santa María y la Alameda, y que al llegar a Baquedano le ofreció acompañarlo a tomar el Metro. Una vez abajo, el Vitoko le dice que llegó el Metro y que al momento de subir al mismo, y con lo poco y nada que ve el Vitoko y menos el ciego, dan un paso hacia el vagón cayendo sobre los rieles (lo que ocurrió es que había llegado el Metro, pero de la otra línea) ante lo cual tuvieron que parar los carros y el ciego se paró furioso a aforrarle bastonazos al pobre Vitoko”, cuenta Pablo Sobarzo.
“una vez lo pillaron grabando el sonido de su “pipí” cayendo en el urinario, pero lo chistoso no era eso, sino que él le estaba hablando a su miembro”, dice riendo Víctor Molina, un auxiliar de la facultad.
Es el personaje característico de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile y, sin lugar a dudas, un hombre con una cabeza excepcional, llena de ideas locas que lo hacen sumamente llamativo.

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2 comentarios:

A las 16 de febrero de 2011, 0:44 , Anonymous Anónimo ha dicho...

Merci d'avoir un blog interessant

 
A las 16 de febrero de 2011, 10:58 , Blogger El Gran Vitoko ha dicho...

Muchas gracias por tu opinión.
El mundo entero me está conociendo mucho más a fondo. Saludos desde Chile.

 

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