jueves, 5 de septiembre de 2013

OPERACIÓN SANTA PATRICIA, NI AHÍ CON LOS FASCISTAS (CENTÉSIMO QUINCUAGESIMOSEGUNDA PARTE): LA CRISIS MONUMENTAL III.



  Esta música, nos dice que el drama de los alboadictos por culpa de los mafiosos que administran al club más popular y con mayor historia en nuestro terruño, no da para más y, que ya estamos hartos de que entren personas sin identidad. Operación Santa Patricia, como mega saga político social de corte informativo, analiza fuertemente el momento más difícil que vive el equipo albo.


Colo Colo está en crisis, eso es público y notorio, pero quizá la novedad del caso es que esta vez la crisis es profunda y sin final a la vista.
Este mal momento del Cacique se puede dividir en dos partes; la deportiva y la institucional.
En lo deportivo, Colo Colo es un equipo sin patrón de juego y con un plantel desjerarquizado y con rendimientos individuales muy bajos. Aquí debemos detenernos un momento para examinar la plantilla alba. En primer lugar, en lo individual este es el peor plantel colocolino que he visto en mi vida. El único jugador de este equipo que podría haber sido titular en un Colo Colo normal es Justo Villar, el resto, suplente y eso. Alguien me dirá que el Colo Colo de la quiebra era tan mal plantel como este, pero en ese equipo tenía a varios jugadores de jerarquía como Marcelo Espina, Manuel Neira, David Henriquez y Marcelo Barticciotto, además de varios jugadores jóvenes a los que se veía un tremendo potencial como Bravo, Fierro, Lobos y Leal.
Es imposible imaginar que Toledo, Flores, Vilches, Benítez o Crovetto queden en la historia de Colo Colo, su mediocridad es indiscutible y notoria y se puede ver en vivo y en directo todos los fines de semana. El equipo no se reforzó con criterio, no tiene un defensa confiable, su mediocampo es débil y el ataque anémico. La sangría económica que significó rescindir numerosos contratos de jugadores que fueron pobre o nulo aporte en Macul explica sólo en parte esta falta de refuerzos, la otra parte tiene que ver con la nula pericia a la hora de negociar y las pocas ganas de muchos jugadores de querer quemarse con el momento actual del Cacique.
Aún así, en medio de un campeonato de medio pelo, el plantel albo sigue siendo un equipo que por mero peso de sus individualidades es uno de los cinco mejores de Chile. Bien dirigido y con jugadores, mediocres y todo, rindiendo en su nivel, podría pelear el cuarto o quinto puesto y bien podría haber superado al Deportivo Pasto. Esto nos lleva a un segundo punto, el equipo está rindiendo muy por debajo de sus posibilidades y la presión ambiente merma cualquier clase de reacción. El peso de la historia a estos jugadores en vez de ayudarlos a arrollar a sus rivales, les pesa como si de un ancla al cuello se tratara.
El Colocolino ve a su equipo ganar un partido y ya exige el campeonato y esto no puede ser diferente dada la rica historia que carga su insignia. Lo que cabe preguntarse es si los que visten hoy la camiseta de Arellano están a la altura de esa exigencia. La respuesta ya la he avanzado y es un NO enorme. A este equipo la exigencia de un titulo le queda gigante y la presión de obtenerlo le pesa demasiado. El colocolino debería tratar de bajar sus expectativas y adaptarlas a esta realidad olvidándose por un tiempo de la 30 y considerar un logro terminar en puestos de liguilla.
Lo institucional requiere una revisión más a fondo, porque es la causa de lo que se ve en la cancha.
El éxito deportivo es esencialmente fruto de un trabajo coherente y de la suma de talentos guiados en pos de un objetivo común. Esto no asegura los logros en la cacha, pero si los hace más probables. Las derrotas son posibles aún con la mejor de las planificaciones, pero los papelones son reducidos a su mínima expresión.
Blanco & Negro tuvo un periodo de bonanza apoyados en las divisiones inferiores que heredó de la época pre-quiebra y las buenas campañas de Borghi. Una vez que se vendió el último jugador con talento que salió de la cantera alba y que Borghi fue un recuerdo, la espiral de cambios de técnicos, jugadores que huelen a pagos de comisiones, la Garra Blanca haciendo lo suyo y las campañas mediocres, la impericia de los administradores de la concesionaria quedó desnuda. No existe un proyecto de divisiones menores que busque jugadores que nutran al primer equipo. No hay red de ojeadores que detecte talentos a precios convenientes. No hay relación con los socios e hinchas o dialogo con la la corporación, y han manifestado una llamativa incapacidad para hacer lo básico que es parar un equipo competitivo semana a semana.
A mi juicio, y en ello discrepo de los que gritan a la salida del estadio, la causa de esta mala administración no es la codicia de los dirigentes que se llevan el club para la casa. Un negocio de 20 millones de dolares para los controladores de Colo Colo es el vuelto del pan. Ninguno de ellos está en el Monumental por dinero, es simplemente el valor de la notoriedad y la influencia del cargo. Esto último los hace más peligrosos al administrar, ya que no les importa demasiado no ganar dinero y prefieren hacer las cosas como les parece aunque estén errados. La soberbia de estos personajes es notoria y se manifiesta en la idea de que su propio éxito personal es garantía de que sólo ellos saben cómo se hacen las cosas.
Pero en este ámbito de negocios no tienen las redes que los protegen de los fracasos en su propio mundo de negocios, no tienen las leyes y balances con los que juegan a su antojo y sus mercados y resultados dependen del talento y el buen trabajo, y no, como en su mundo, primordialmente del manejo de sus monopolios u oligopolios. Aunque ellos se vendan y se vean a sí mismos como exitosos, ese éxito es mucho más el manejo de sus redes que el talento personal y esto está demostrado por las familias que manejan estas empresas que controlan el país y su eterna endogamia.
En el fútbol la cosa es diferente y se debe competir y administrar intangibles que apenas adivinan y en eso Blanco & Negro ha demostrado una impericia pasmosa. Tampoco ayuda la desafección de la mayoría de quienes han estado en la cabeza de Colo Colo. El club es para ellos sólo un medio de notoriedad y no son hinchas que sientan hacer lo mejor por Colo Colo y eso también se nota.
¿Será el camino la reconquista planteada por la Corporación? A corto plazo me parece que noLa guerra civil es más probable. A largo plazo, puede ser. Pero para eso no sólo deben hacer sentir su voz, sino que olvidar los personalismos, desoír los chantajes y mirar a mediano o largo plazo. Me cuesta creer que los hinchas logren trascender a los aprovechadores de ocasión y crucen este desierto.
El club no es sólo lo deportivo y lo que se veía hace años ha reventado gracias al desastre que se ve en la cancha. Colo Colo es historia, es parte de lo más profundo de Chile y quienes hoy lo dirigen eso ni lo sienten ni lo entienden.
 Esa es la realidad, nos duele muy en el alma, particularmente a mí como colocolino, que sufre tanto o más que los que van a la Ruca Monumental a ver jugar al Eterno. ¿Qué deberíamos hacer nosotros?. Como Operación Santa Patricia, hacerles bullyng a todos los jerarcas de Blanco y Negro para así, mandarlos bien lejos, no sin antes aplicarles a todos los involucrados gas sarín, gas pimienta y gas mostaza. Salah y Juan Gutiérrez relegados de por vida a la Isla Dawson. Vial, Hurtado y Vicuña, confinados y relegados a Pisagua. Baquedano, Mackenna, Romero y Tapia, relegados a la Isla Quiriquina. ¿Y Mossa?. A ese pelafustán hay que quitarle la nacionalidad, congelarle todos sus fondos y mandarlo a Siria de por vida, donde Bashar al-Assad lo puede torturar por mafioso y hasta le puede aplicar armas químicas en todo su cuerpo. Y el coro monumental lo canta así, así, así, así, así, así...

 "¡QUE SE MUERAN LOS FEOS..., QUE SE MUERAN LOS FEOS... ¡QUE SE MUERAN TODITOS, TODITOS, TODITOS, TODITOS LOS FEOS QUE SE MUERAN...!!".

 

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