lunes, 19 de noviembre de 2007

NI AHÍ CON EL REGGAETÓN.

Si nos ponemos a recorrer como loco la historia musical que se ha enquistado en Chilito lindo desde la época de las salitreras hasta hoy, nos encontramos con la irrupción de ritmos extranjeros tales como los gringos Charleston, Rock and Roll, Heavy Metal, Grounch, Soul, Blues, Rap, Hip-Hop, Country y el pop; con los corridos, rancheras y jarabes mexicanotes; con los cadenciosos ritmos caribeños salsa, merengue, bachata, bolero, son cubano, cuartetazo, joropo, vallenato y cumbia; también aparecen la petazeta rumba flamenca, la baisana danza del vientre, las garotas samba, boza nova y axé; los jamaiquinos reggae y ragga muffing, y cerramos con los bife chorizo tango, milonga, malambo y bailanta sound -le llaman cumbia, pero no es más que una vil copia llamada bailanta-. En Chile, somos muy tarados en esta materia, les copiamos todo, nos contagiamos de todo y no aprovechamos nunca lo nuestro. Da mucha rabia.
Nuestro querido Maestro de todas las fiestas, Tommy Rey, no tuvo ningún atado en lanzar la bomba a los ritmos que llegaron a hacer bailar al terruño, argumentando sin anestesia que la lambada, la rumba gitana, el bailongo de Don Francis, la onda sound y el axé iban a durar menos que suspiro limeño, e iban a pasar de moda rapidito. La verdad de las cosas, es que el músico tiene toda la razón. Y siga con la artillería pesada que lanza Tommy Rey, porque le comenzó a arrojar un gran tarro con alquitrán al REGGAETÓN, ritmo puertorriqueño nacido bajo la ley de la calle, y que tiene como norte la pendejería y el sexo california.
El talentoso cumbiambero de tantas generaciones en Jaguarlandia, ha dicho -sin pelos en la lengua- que ese ritmo va a pasar sin pena ni gloria ni Patty ni Angie ni Sandrits ni Lily ni Ta-Tami ni Antonia ni Pacita ni Aitzíber ni Iratxe ni Coca ni tampoco Dania; todo porque es un ritmo hediondo de flaitongo, eroticón, charcha, chantilly y que se irá tempranito a la zorra. Y siga con la artillería pesada para pulverizar al reggaetón, porque se suma un factor decisivo para aplicar el bisturí con la navaja en este caso..., ya que su creador Vico C, le ponía el acento social que muchos aplauden, pero el lote de subnormales -Daddy Yankee, Don Omar, Héctor el Father, Tito el Bambino, Tego Calderón, Wisin & Yandel, Jadiel, Ángel & Krizz, Baby Rasta & Gringo, Jowell & Randy, Reggaeton Boys, Movimiento Original, Plan B, José Cosculluela, Franco el Gorila, Yomo, Nicky Jam, J Balvin, Yandar & Yostin, J King & Maximan, Divino, Kendo Kaponi, Zion & Lennox, RKM & Ken-Y, J Álvarez, Big Yamo, Cróni-K y Calle 13-, apuntan a palabras que nadie entiende, o las utilizan sin ningún grado de cultura. Menos saben lo que es un Puesto Bajo, la base rogelia, la mole de Pío Nono, el Purkuyén, Guachupé, AGORA Chile, Dating Chile..., y menos la Patty Navia, Dania Jorquera u otros nombres.
A Tommy Rey le siguen todos, ya que un grupete de hiphoperos de La Pintana, cranearon arriba de una microlia que iba por Américo Vespucio con Santa Rosa (paralela al Metro), que el reggaetón era puro sexo, erotismo, masoquismo y hasta se podría decir que es proclive a que los degenerados y sidosos hagan nata en esta sociedad. En la base rogelia, Maripaz Donoso le preguntaba a este Saiyayín de San Bernardo, sobre porqué los leguleyos andaban bailando reggaetón en medio de una jarana que terminó dando jugo..., y este colocolino les tiró tierra desde el segundo piso, jurando de guata que el reggaetón no les sirve ni para pasar el exámen de Grado en la mole, menos para ir a los Tribunales, porque los jueces no los aceptan bailando ese ritmo chantete. Y agregue que los guachupitos y quintoinfernistas pegaron el grito en el cielo -después del festín en Derecholandia- al dejar a los reyes del reggaetón sin jarana y con el queque a dos manoplas.
Los principales culpables de la proliferación de la chantería reggaetonera, son las radiolas 40 Principales, Carolina y Corazón, sumadas a las extintas emisoras FM Hit y Nina, que le han dado demasiada chuchoca a ese ritmo, tal como pasa cuando les dan tribuna a las universidades privadas, porque el cabrerío no tiene ni cabeza p'al estudio.
Para terminar, póngase las barbas en remojo, analice todos los ritmos que pegan en las radiolas, fíjese muy bien en el contenido de éstos y asegúrese de que no se tope ni con el sexo, ni con la caña, ni tampoco con la droga, la violencia y las otras pasteleadas. Y el coro monumental lo canta así, así, así, así, así...

"¡KÍMBARA-KIMBARA, KIMBA-KÍMBAMBÁ... ¡KÍMBARA-KIMBARA, KIMBA-KIMBAMBÁ...!!".



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